miércoles

GOBERNADLES

“En alguna estación venidera, en algún momento que sea dispuesto por los dioses; tú, hijo mío, deberéis gobernad estas bastas tierras. Deberéis contentad a tus senadores, a tus campesinos, a tus soldados y hasta a aquellos fuera de vuestro imperio. Seréis amado, odiado, idolatrado; seréis traicionado y amenazado. Sois mi hijo, gran heredero al trono; sois mi amor, ese que un padre siente por ser padre. Algún día llegaréis el momento en que sostengáis estos laureles, la pesada espada y la dura armadura. Comandarais legiones. Expandiréis el reino y decidiréis entre la vida y la muerte. Seréis lo más cercano a un dios entre los que estén a tu alrededor. Defenderéis y atacaréis. Capitanearais y gobernarais. Seréis todo para ellos y recordad hijo mío, mantenedlos contentos. Reforzad tu guardia personal, dadles comida y vestimenta, dadles un techo y un caballo. Mantenedlos amándote. Sonriendo. Tened mano dura con los insolentes y magnanimidad con los enemigos. Cuidad tus mujeres y tus niños. Pagad el doble a los soldados cuando puedas. Haced un inmenso circo, para entretenedles y un gran teatro donde solo triunfes. No tengáis miedo, podréis hacerlo. Sólo mantened cerca a tus senadores y felices a los plebeyos. Y gritarte al reflejo de tu rostro: ¡Ave César!”